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Convalecencia, síndrome post viral y falta de energía

22 de octubre de 2021

La gestión de los procesos desadaptativos o enfermedades en general, y las infecciosas en particular, se enfoca habitualmente en el tratamiento de la fase aguda, es decir, cuando la riqueza de síntomas impulsa la consulta por parte del paciente y, en el mejor de los casos, en recomendaciones generales para la prevención del cuadro. Una vez se da el alta, todos esperan la recuperación inmediata de un perfecto estado de salud y bienestar.

Hoy en día, quizá en buena medida por la mayor esperanza de vida de la población, se objetiva un creciente número de personas que, superado un cuadro infeccioso agudo, debe acometer una convalecencia larga e insidiosa, a veces invalidante. Muchas de estas manifestaciones ya estaban descritas tras afecciones víricas, principalmente de tipo respiratorio, y, naturalmente, con la aumentada incidencia de este tipo de patología, constituyen un foco de atención en el presente. Las sufren hasta un 50% de las personas que han estado ingresadas en una UCI, y hay que tomar en consideración que los pacientes más afectados suelen presentar condiciones concomitantes como diabetes, dislipemia, sobrepeso o edad avanzada. Sin embargo, este síndrome de debilidad general puede afectar también a aquellos que han pasado por una afección leve en su domicilio.

Convalecencia, síndrome post viral y falta de energía - Blog de Heliosar

En este florido cuadro se puede presentar mucho cansancio, dolores musculares, estados inflamatorios con dolor articular, dificultad respiratoria, pérdida de gusto y olfato, palpitaciones, mareos, dolor de estómago y diarrea, erupciones dermatológicas, pérdida del cabello, ojos secos y dolores de cabeza. Por otro lado, a nivel psico emocional refieren falta de atención y pérdida de memoria reciente, ansiedad o pensamientos depresivos y un sueño poco reparador. Todo ello conduce a una importante falta de energía y pérdida de la calidad de vida.

Ciertas afecciones víricas tienen la capacidad de alterar especialmente la función mitocondrial, encargada de la respiración celular y obtención de energía, y esto afecta de manera particular al tejido nervioso, con su elevado metabolismo energético. Simplemente como resultado de esta afectación ya se entiende la astenia, fatiga y disminución de las funciones intelectuales. Las condiciones que acompañan con frecuencia a esta sintomatología, como obesidad, diabetes y edad avanzada, empeoran por su parte esta disfunción mitocondrial.

En la génesis de este agotamiento habría que considerar, además de la situación aguda, la infección, la preocupación y miedo a la enfermedad, el estrés del ingreso hospitalario si lo ha habido, el aislamiento del entorno social y familiar e incluso la incertidumbre económica.

Desde una visión holística del ser humano, no se debería hablar de enfermedad sino de enfermos y sí considerar la capacidad adaptativa, los recursos de que cada uno dispone para enfrentarse a los distintos retos. En el caso de sucumbir a una patología infecciosa, existe como premisa la debilidad previa de la capacidad defensiva, que con el ulterior desgaste por el cuadro patológico desemboca en el consiguiente estado de debilidad generalizada.

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Por esto es importante en estas situaciones acometer un cuidado integral de la persona. Se recomendará una alimentación ligera y variada, con productos frescos de temporada ricos en vitaminas y minerales. Preferiblemente se consumirá en cantidades moderadas, con una preparación simple, al vapor o crudos, sin agregar condimentos que requieran un esfuerzo adicional del organismo para ser asimilados. La fisioterapia respiratoria ayudará a mejorar la oxigenación de los tejidos y el aporte de energía. Es importante también el ejercicio físico moderado con paseos al aire libre, los baños de sol y también en las aguas ricas en vida, minerales y yodo del mar. La batalla pasada debe ser compensada por el descanso, así recomendaremos reposo relativo y práctica de actividades tranquilas y lúdicas, preferiblemente en compañía de seres queridos, amigos o familiares, para contrarrestar la soledad, inseguridad y miedo que han desembocado en esta situación.

Nuestras Recomendaciones

Siguen a continuación algunos de los nutricéuticos adecuados para favorecer la capacidad de recuperación.

VITONO

Forman parte de esta preparación vitaminas especialmente importantes para el mantenimiento y recuperación del sistema inmunológico y la función nerviosa: vitamina E, vitamina C, vitamina D, vitamina A y vitaminas del grupo B, como B6 B9 B12 y biotina. Además, ácido málico que alivia la fatiga crónica y los dolores musculares. VITONO está enriquecido con Coenzima Q10, que incrementa la energía a disposición de la célula en tejidos como riñón, corazón, hígado, músculo y, de manera importante, las neuronas constitutivas del tejido nervioso. Es especialmente nutritivo para la acción de las mencionadas mitocondrias y aumenta la producción de energía. Se suma a esto su poder antioxidante. La acción combinada de todos ellos favorece el metabolismo energético y resulta un perfecto aliado en estados de debilidad.

COMPLESAN

Este nutricéutico está especialmente diseñado para propiciar el mantenimiento y oxigenación celular. Favorece la movilización energética y brinda propiedades antioxidantes, tonificantes, antiinflamatorias y reguladoras del metabolismo aeróbico. Contiene cobre, metal indispensable para la transmisión de los impulsos a lo largo de las neuronas que interviene además en la síntesis de hemoglobina, favoreciendo así la oxigenación celular. Las sales bioinorgánicas contenidas en la preparación (Kalium muriaticum yatrochymicum, Natrum muriaticum yatrochymicum y Natrum phosphoricum yatrochymicum) resultan de utilidad para favorecer la adaptación neurovegetativa y estimular el tono vital. Las cepas vegetales, Fragaria vesca y Solidago virga aurea, reúnen propiedades astringentes, antioxidantes, antiinflamatorias tonificantes, aperitivas y favorecen el mantenimiento del sistema inmunológico.

DEFENSAS PRODIOSAR

La disbiosis intestinal, o alteración cuali o cuantitativa de la flora bacteriana del intestino, está presente en multitud de enfermedades infecciosas, y se reconoce que un 70-80% de los integrantes del sistema inmune está localizado en el intestino. Generalmente, cuanto más afectada está la microbiota, peor es el estado del paciente durante el cuadro agudo. Por otro lado, los tratamientos alopáticos habituales de estas afecciones muchas veces contienen antibióticos y suelen deteriorar adicionalmente la flora. Una sana población microbiana en el intestino, además, contribuye a aliviar otras condiciones como la obesidad, la diabetes y la inflamación mantenida, de ahí que se recomendará la suplementación con prebióticos y probióticos. La presencia en el intestino de una adecuada microbiota es un aliado indispensable para la defensa de nuestro organismo frente a las amenazas procedentes del exterior.

DEFENSAS PRODIOSAR contiene Lactobacillus acidophilus LA11-Onlly, Lactobacillus plantarum LP-Onlly, Bifidobacterium lactis BL-99 y prebióticos (fructooligosacáridos, que en el intestino grueso son fermentados por la microbiota, estimulando el crecimiento y la actividad), fibra y vitamina C, que mejora las defensas, disminuye la inflamación y previene el agotamiento de la respuesta inmune y la falta de energía consecuente de estos trastornos.

EUPRONAP Defensium

Se encarga del mantenimiento y nutrición del sistema inmunológico y cuida de la auto preservación del yo en su sentido más amplio. Entre sus ingredientes se encuentra: la vitamina C, antioxidante y con reconocido papel en la inmunidad; hierro, que favorece la vivificación de la materia y aporta energía; y magnesio, que también refuerza las defensas y eleva el tono vital. Las cepas vegetales contenidas en EUPRONAP Defensium, Allium cepa, Berberis vulgaris, Echinacea angustifolia, Erica cinerea, Uncaria tomentosa, suman acción nutriente del sistema inmunitario y ayudan a la recuperación de la salud.

La recuperación del adecuado tono con las medidas citadas y los remedios que siguen se realizará en un marco fisiológico, potenciando la natural capacidad de recuperación de cada individuo. La naturaleza tiene sus leyes y ritmos, y desde aquí debemos respetarlos y apoyarlos, es decir, no se debe pretender un vigor artificial que propiciaría la recaída en el proceso patológico.