Una sensación permanente de cansancio con impresión de magulladura en músculos y articulaciones, el ánimo irritable, las digestiones incómodas y un malestar general no bien definido… así definirían su estado muchos de nuestros conocidos o pacientes, y esta sintomatología puede estar relacionada, con frecuencia, con una condición de acidosis.
Oímos hablar, con bastante frecuencia, de la importancia de un pH adecuado en el mantenimiento de la salud. Este concepto de pH, o potencial de hidrógeno, es un valor utilizado para medir la acidez o alcalinidad en un medio determinado. Indica el porcentaje de hidrógeno midiendo los iones ácidos. La escala de pH se establece de 0 a 14, concediéndose al 7 un valor de pH neutro; por debajo del mismo se habla de acidez y valores más altos indican alcalinidad.
Es harto conocida la importancia del mantenimiento de un adecuado equilibrio ácido-alcalino en el organismo. Sin embargo, no debemos caer en la simplificación de considerar lo ácido siempre perjudicial y lo alcalino, por el contrario, naturalmente beneficioso; será el valor correcto, la justa medida en cada región del organismo lo que beneficie la homeostasis y, en consecuencia, los remedios que se utilicen para su armonización deberán ofrecer la adecuada finura de acción, nutriendo los mecanismos de compensación fisiológicos.
La piel, por ejemplo, es poco ácida, aunque con variaciones en función de la zona, y algunas cavidades mucosas precisan de lactobacilos para el mantenimiento de la necesaria acidez. Asimismo, la orina muestra normalmente un pH bajo, en cambio la saliva es alcalina y el nivel óptimo de pH en sangre oscila entre 7,35 y 7,45.
Sabemos que ciertos factores pueden alterar este delicado equilibrio, generalmente hacia la acidificación: unos altos niveles de estrés, la contaminación atmosférica, una alimentación inadecuada, la vida sedentaria, la fatiga y la falta de sueño acidifican el medio y en esta situación la sangre debe tomar elementos de otros órganos para compensar, lo que se entiende como tamponar, este desequilibrio. También la práctica deportiva de alta intensidad favorece la acidosis y fuerza al organismo a recurrir en exceso a los sistemas tampón.
Una descompensación del medio con predominio de acidez propicia afecciones a distintos niveles. Puede darse una disminución de la capacidad defensiva con compromiso del sistema inmunológico, cefaleas y migrañas, trastornos digestivos, depósitos de calcio en las paredes de los vasos sanguíneos y formación de litiasis en riñón o vesícula. La piel también se verá afectada, apareciendo irritación y eccemas, y las faneras, piel y cabello, igualmente se debilitarán. Hay a menudo congestión respiratoria con aumento exagerado de la mucosidad, tendencia a sufrir alergias y un estado inflamatorio mantenido en forma de bronquitis crónica o sinusitis. El sistema musculo esquelético también podrá sufrir, y se presentarán casos de artritis, gota, osteoporosis o artrosis y tendencia a la atrofia muscular con dolor, espasmos y sensación permanente de fatiga. La acidosis mantenida se ha relacionado, además, con diabetes y todo tipo de patología degenerativa.
La alimentación es un elemento fundamental para lograr el estado adecuado de equilibrio ácido-base. No se tiene en cuenta el pH que tengan los alimentos por sí mismos, sino el efecto que ejercen dentro del organismo después de su digestión. Así, el sabor no puede tomarse como indicador del pH de un producto. Los limones, por ejemplo, a pesar de tener un sabor ácido, ejercen una acción alcalinizante. Las frutas y verduras suelen ser ricas en minerales como calcio, potasio, magnesio y sodio que favorecen el aumento del pH. Por el contrario, alimentos ricos en azufre, fósforo y hierro, como huevos, carnes rojas y lácteos, son promotores de acidez; también el café, refrescos, alcohol, azúcares refinados y platos procesados tienen este efecto.
Se recomienda para una dieta beneficiosa, a título orientativo, ingerir un 20-25% de alimentos ácidos y el resto a base de alimentos alcalinos para proteger a las células del deterioro de una acidez excesiva. Es sencillo encontrar publicadas distintas listas de alimentos para consultar nuestra elección en base a su pH, y se sabe que una alimentación saludable promueve la salud celular.
A las bondades de la correcta alimentación será oportuno sumar una higiene de vida adecuada, con ejercicio moderado preferiblemente al aire libre, exposición al sol, suficiente hidratación con agua de calidad y, naturalmente, reducir los niveles de estrés.
Laboratorios Heliosar nos ofrece algunos remedios que nutren los recursos de que dispone nuestro organismo para mantener unos niveles adecuados de pH y compensar las desviaciones derivadas de un día a día… no siempre tan armónico como desearíamos.
HELIODREN ayuda a la alcalinización del medio interno, favoreciendo además la correcta hidratación. En consecuencia, se facilita la vitalización histológica, siempre ligada al agua. De igual forma, compensa la acidificación que predispone al envejecimiento prematuro.
Uno de sus ingredientes, la cepa vegetal Arctium lappa, es uno de los mejores depurativos que ofrece la naturaleza: facilita la disolución de cálculos, arenillas y el depósito de residuos en los tejidos indicadores de la pérdida de vitalidad. Brinda acción diurética y antioxidante. Entre el resto de componentes, Kalium (Tartrato potásico) es un excelente regulador de los estados de acidez, actúa sobre el aparato excretor, nervioso, circulatorio y muscular donde ejerce una acción detoxicante; y la vitamina C añade su potente acción antioxidante y tónica sobre el sistema circulatorio e inmunológico.
NAFOSPAG (Natrum Phosphoricum Yatrochymicum) es la sal bioinorgánica yatrochimica reguladora de la función renal y del pH por excelencia. Mantiene el equilibrio ácido-base y favorece la eliminación ácida por vía renal y respiratoria. Regula el exceso de ácido láctico, importante dato a tener en cuenta en la práctica deportiva; participa así mismo mediante mecanismos tamponadores en la regulación de la acidez debida a productos de degradación metabólica, evita la formación de cálculos renales y biliares y resulta de utilidad en todo proceso de acidez, reflujo gastroesofágico, ardores digestivos y acúmulo de ácido úrico.
NAFOSPAG (Natrum Phosphoricum Yatrochymicum) es la sal bioinorgánica yatrochimica reguladora de la función renal y del pH por excelencia. Mantiene el equilibrio ácido-base y favorece la eliminación ácida por vía renal y respiratoria. Regula el exceso de ácido láctico, importante dato a tener en cuenta en la práctica deportiva; participa así mismo mediante mecanismos tamponadores en la regulación de la acidez debida a productos de degradación metabólica, evita la formación de cálculos renales y biliares y resulta de utilidad en todo proceso de acidez, reflujo gastroesofágico, ardores digestivos y acúmulo de ácido úrico.
Y para los más deportistas, es especialmente recomendable COMPLESAN, que además de proporcionar las bondades reguladoras del pH del anterior, su contenido en cobre mantiene el tejido conectivo en condiciones normales y asegura la correcta oxigenación de los tejidos y prevención de microrroturas musculares al contribuir al metabolismo energético normal y al transporte de hierro. Asimismo, ayuda a la salud cardiovascular por su composición en plantas de tradicional uso medicinal, spagyricamente trabajadas, y potasio, quien contribuye al mantenimiento de la tensión arterial.
Será recomendable tener presente lo anterior cuando abordemos pacientes con la sintomatología descrita, pero también cuando se evidencien, en la rutina cotidiana, los factores que favorecen la perjudicial acidificación del medio. Una corrección dietética y la suplementación varias veces al año con remedios equilibradores del medio interno actuarán en salud, antes del síntoma, facilitando así la homeostasis y el pleno desarrollo de las funciones orgánicas.
IMPORTANTE: Suplementar la dieta con complementos alimenticios NUNCA es sustitutivo de una alimentación variada y saludable.